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29 may 2012

Explotación de plata y mita minera en el Alto Perú colonial


La plata metálica fue en vida del Imperio Español la sangre necesaria para funcionar. En escala, esta situación se repite en cada región minera colonial.
Según Bernardo Veksler, "En los primeros 150 años de conquista, 17 mil toneladas de plata y unas 200 toneladas de oro arribaron a España” (2006).


Los yacimientos de plata descubiertos en el Cerro Potosí y en Nueva España fueron una bendición para el Imperio Español al principio, y una maldición después. Provocó una espiral ascendente de inflación que llevó a la Metrópoli a la bancarrota absoluta, teniendo a su disposición riquezas gigantescas. Provocaron el no despegue de las industrias manufactureras en la península, pues era más barato comprarlo todo del exterior. Esta modalidad creaba un torrente de dinero que salía de España, y se depositaba en Inglaterra, los Países Bajos, Francia en menor medida, y otros países.
En Sudamérica, específicamente el Cerro San Luis Potosí, en el Alto Perú, se encontraba en una zona no apta para mantener la población necesaria para la explotación del mineral, por lo que muchas de sus necesidades se cubrían llevando los productos desde otro lugar. Tal como sucede en este periodo a nivel mundial, se crea una inflación artificial escandalosa, puesto que comprar cualquier cosa en la región, costaba entre ocho y veinte veces más de lo normal. No importaba, pues se pagaba con plata.

Trabajadores mitayos y trabajadores libres
Al comienzo de la explotación española (1545 en San Luis Potosí, que ya era explotada en la época incaica), se establece como método de mano de obra la mita. Los mitayos extraídos de encomiendas de la zona se sorteaban periódicamente para trabajar durante un periodo determinado mediante el pago de un salario controlado por las autoridades. Los encomenderos deducían de los jornales la cantidad que los indios debían pagar como tributo, y una mínima parte quedaba para ellos. La mita en esta zona se fijó en diez meses por año.
Las necesidades de mano de obra de los dueños de minas siempre fue mayor que el aporte de mitayos, y esto se reflejó en la aceptación como empleados a indios escapados de sus encargados, que eliminaban intermediarios, trabajando codo a codo con los mitayos oficiales. Este tipo de relaciones laborales determinó la paulatina desaparición de los sistemas de trabajo originarios de la conquista.

Cómo se extraía y controlaba el mineral
La plata que se extrae de la mina tiene una apariencia terrosa, sin brillo y se desmenuza fácilmente. Necesita formar una amalgama con cinabrio transformado en mercurio, llamado azogue por los españoles, y de esa emulsión se llega al metal de plata sólido y extremadamente maleable que conocemos comercialmente. Si bien existían pequeños yacimientos de azogue en Perú, la mayoría se llevaba desde las minas de Almadén, en la provincia de Castilla-La Mancha. La corona controlaba estrictamente la cantidad de mercurio que ingresaba a las colonias, calculando así la producción de plata y evitando robos de los mineros. El mineral se muele, se mezcla con el mercurio, se funde y moldea en lingotes, avalados por la Corona.
En la Villa de Potosí, se establece una casa de moneda, quien se encargará de ese aval, y también de la acuñación del dinero circulante en América, y a mediados del siglo XVIII, en todo el Imperio.

Los que viven de esta producción no están todos cerca
La Villa Rica de Potosí crece de 170 habitantes en 1546, a 160.000 en 1610, una población igual a la de París en ese momento. Este caos de crecimiento, tanto de habitantes como de precios, convoca a muchos comerciantes cercanos y lejanos, ya que negociar con Potosí era llevarse dinero acuñado oficial, que permitía cualquier compra en todos lados.
Tal es el caso del mercado de mulas. Las mulas eran esenciales para el transporte a gran altura del mineral de plata, pues son animales adaptados para eso. Como la mula es un híbrido, mezcla de yegua y burro, no tiene la capacidad de reproducirse, por lo que es un bien perecedero. Gracias a esto, zonas tan lejanas de Potosí, como la campiña de Buenos Aires, desarrolló una industria con la generación y cría de este animal, que vitalizó todo el camino hasta llegar a las minas, tomando forma una triangulación económica de aprovechamiento de fletes, que durará dos siglos, desde el 1600 a 1810.

Conclusión
El reino de España fue dependiendo cada vez más de la plata y en menor medida del oro americano, hasta llegar prácticamente a no poder sobrevivir sin el mismo. Su reemplazo, por la caída de la producción minera y las guerras de Independencia, con otros recursos, fue extremadamente lenta y comparativamente inferior su resultado. Las regiones circundantes a las minas de plata se comportaron de la misma forma. Las economías regionales tuvieron que partir de cero cuando se cortan las relaciones por cuestiones bélicas, y se vieron obligadas a cambiar los productos y los circuitos comerciales que habían existido por cientos de años.


Salutem, cives mundi.
Orlando Ampuero

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